Fuera nieva, grandes copos blancos cubren cada centímetro de
superficie expuesta a la intemperie. Es tarde pues la luz diurna comienza su proceso
para irse a descansar. Porque las luces de la ciudad han hecho ya su chasquido
al prender la chispa que las iluminará. Los habitantes ya se embuten en sus
miles de pieles, en sus capas de cebolla. La tarde llega y con ella espero que
la tranquilidad. Espero paciente en mi sofá restaurado en una esquina del salón.
Mi compañía esta tarde son las bailarinas llamas de unas velas esparcidas por
el piso, bañadas por el dulce aroma del incienso y el reconfortante sabor de un
té Rooibos. Esta es mi compañía, y soy feliz.
La oscuridad me trae la calma de saber que la decisión de
dejarte ir, de soltar la cuerda fue la correcta. Calma que debe luchar contra
el deseo aun humeante de levantar el teléfono de la entrada marcar tu número y
decirte “¡Hola, te extraño!” o “nos
tomamos un café”; quizás la mejor opción sería la verdad “te odio, pero te
extraño”, o marcar y colgar al escuchar tu voz. Pero siempre es marcar, siempre
es desandar lo andado, volver a ser cobarde. Qué difícil es la vida cuando no
te dicen, o aunque sí lo hicieran, que las decisiones duelen, que madurar nunca
fue fácil, que por el camino son muchos los que se quedan. A pesar de esto, qué
bello que es vivir.
Anna sigue sucumbida en sus pensamientos y rodeada de sus
fantasmas, sus temores. Se cree que hoy es fuerte que con pasar estas horas y
con la llegada del crepúsculo todo será fácil de nuevo, todo volverá a tener
sentido, las heridas dejarán de sangrar y ella será valiente sin más. Anna se
crea el ambiente adecuado de cascarón, de película de Casablanca, de heroínas
de cuento, de mujer que no es. Se lo crea, pues necesita combatir sus heridas
más que combatir el deseo de llamar, porque la dulce Anna se cree de manos
vacías.
¿A quién pretendo engañar? – Se pregunta en silencio viendo
el escenario adornado para la obra teatral de su historia. - Las heridas antes
de curarse deben sangran, antes de cerrarse necesitan unir los bordes en
armonía y dejar pasar el tiempo. Para seguir adelante, se debe levantar un pie
y dejar el cuerpo en instantes de peligroso equilibro sobre un único apoyo. Para
ser valiente se debe contemplar todas las consecuencias y temer las posibles
que no sean adecuadas. Para seguir siendo yo, debo romperme antes.
Una sonrisa amarga se perfiló en sus labios. Su cuerpo era
una tabla rígida, que no encontraba manera cómoda de descansar. La adrenalina corría
por sus venas a cantidades elevadas, como en las gacetas pendientes de la
aparición magistral del león. Sus sentidos no encontraban reposo, hoy ni
lectura, ni música, ni incienso y menos la cocina. Hoy ella estaba de
revolución y su cuerpo también.
Sabía que tenía que ser fuerte, que los débiles perdían las
batallas. Y aún así sentía que sus fuerzas la habían abandonado, su pecho le
oprimía, le dolía respirar el frío aire de diciembre, le dolía respirar las
verdades. Su rostro le parecía cenizo, y su expresión muerta hace muchos meses.
Ella solo quería correr, y correr tanto que llegara a algún sitio tan exhausta
que le doliese y cuerpo y no el alma, y poder descansar.
¿Tan difícil es? – Tan fea soy, tan borde, tan pobre, tan
tímida, tan poco extravagante, tan nada emocionante, tan agria, con tan poco
humor, tan nada sexy, tan…tan yo, interrogaba a su cerebro. ¿Tan malo es ser yo?,…
no creo. Pero por qué me cuesta entonces tanto conocer gente, por qué soy tan
invisible a los hombres, al mundo, por qué parece ser que el universo me huye.
Porque es tu percepción, se respondió al instante. Porque si
todo fuese así no serías esa persona, a la que todos llaman amiga antes de que tú
lo hagas hacia ellos. Porque no habría quien tocara tu puerta para pedirte
fuerzas, o para tomar café. Porque tu no eres así, aunque sí puedan ser tus
capas, y qué son las capas si no trozos de uno que vamos desprendiendo conforme
maduramos. Qué es madurar si no dejar las heridas expuestas y decir al mundo sí
he sufrido, he llorado, me he caído y he tocado fondo…. ¿y qué? ¿Y qué malo hay
en ello?...Pues siempre he vuelto a salir a flote, he vuelto a levantarme, me
he reído mil veces por cada una que he llorado, sobre todo he sufrido porque he
vivido, porque estoy viva. No, no soy perfecta… ¿y qué?...no quiero esa
presión, y, conforme más madure, aprenderé e interiorizaré que la vida no se
disfruta esperando sino jugando.
Ahora sí había encontrado cómo pasar las horas, cómo esperar
la hora de las brujas y decirle adiós para abrazar el amanecer. Así que se
recostó en el sofá, más acoplada que nunca. Y saboreó su té humeante, mientras
la voz de Dido se exparcía bajándole la ansiedad. Que salgan mis fantasmas, mis
temores, que los enseñaré a jugar al escondite, porque yo llegaré a ser
valiente.
En ese momento sonó el timbre de la puerta, insistentemente.
Dejó su té a un lado en el suelo. Se encaminó al pasillo, encendió la luz,
mientras seguían torturando al pobre botón al otro lado de la puerta. La abrió,
y antes de poder separar los labios, se abalanzaron hacia el interior con sus
torbellinos de saludos, palabras, abrazos y besos, risas y alegría. Esas eran
ellas, sus inseparables, e inmejorables. Esas eran ellas y sabía que iban a
compartir ahora todo. Ya no quería ser valiente, ya las tenía a ellas, iban a
ser felices, y el madurar….ya vendría en otro momento.
Indescriptible cómo forjas con cada palabra esa malla de momento especial en todas las cosas, cómo consigues que cada segundo sea efímero y eterno a la vez. Un simple espectador (lector) no puede sino esperar a que despliegues y compartas este don que muestras, con la esperanza de ser beneficiario de una ínfima parte de él y con la ansiedad de saber si lo será en la siguiente. Te ruego no dejes de deleitarnos.
ResponderEliminar-A veces descubro sorprendida en la soledad de mis pensamientos cuántas barreras sorteaste, cuántos muros derribaste y cuánto te consentí que lo hicieras. Te permití entrar y ahora no hay salida, no existe el alta voluntaria ni puedes conseguir la expulsión. Eres parte de mí y ya NADA cambiará eso. Serás una parte activa o esperarás latente en el hueco del pasado a ser recordada, tendré de ti un concepto positivo o no tan amable, pero de cualquier forma estás dentro. Acudiré a ti, no lo dudes, pues tan adentro no llega casi nadie. Formarás parte de mis lógicas metamorfosis por el paso del tiempo, y al hacer recuento estarás presente con toda seguridad en alguna o en todas las partes que compongan el total. Son las consecuencias de haber rozado mi alma…-
Lectora
Gracias por tus palabras tan gratificante para mí. Me alegro que te guste este invento a lo loco que fue escribir cosas, al azar o no, y a veces sin herramientas. Aún nada más comienza a andar, hay mucho que retocar y no es demasiado seguido. Pero si personas como tú lo leéis y os gusta, eso me hace sentir feliz. Gracias.
EliminarQuiero que sepas que tu comentario ha sido uno de los más emotivo y que me ha echo temblar las cuerdas de mi serenidad. No concebía que hubiese llegado tanto, pero me alegro. Espero no ser parte latente de un recuerdo, espero que no te llegue a ser o no te sea no tan amable, espero formar parte de muchas de tus partes, espero....espero simplemente seguir viviendo, conociendo, creciendo y formándome como persona y compartirlo contigo. Sólo te diré gracias y te quiero AMIGA.