sábado, 30 de marzo de 2013

Tormenta de espadas

Sansa

La mañana en la que iba a estar listo su vestido nuevo, las criadas de Sansa le llenaron la bañera con agua humeante y la frotaron a conciencia de la cabeza a los pies. Fue la doncella de la propia Cersei la que le arregló las uñas y le cepilló y le onduló la melena color castaño rojizo de manera que le cayera por la espalda en suaves bucles. También le llevó una docena de los perfumes favoritos de la reina, de los que Sansa eligió una fragancia dulce y sutil con un toque de limón bajo el aroma floral. La doncella se puso unas gotas en el dedo y luego tocó a Sansa detrás de las orejas, bajo la barbilla y en los pezones.
Cersei llegó con la costurera y se quedó mirando mientras le ponían a Sansa la ropa nueva. La interior era de seda; el vestido en cambio era de brocado color marfil con hilo de plata y forro de seda plateada. Las puntas de las largas y amplísimas mangas casi tocaban el suelo cuando bajaba los brazos. Era sin duda un vestido de mujer, no de niñita. El escote del corpiño le llegaba casi hasta el vientre y estaba recubierto con un ornamentado encaje myriense color gris paloma. La falda era larga y amplia, con la cintura tan apretada que Sansa tuvo que contener la respiración mientras le hacían las lazadas. También le llevaron calzado nuevo, unas zapatillas de suave piel de gamo gris que le abrazaban los pies como amantes.
—Estáis muy hermosa, mi señora —dijo la costurera una vez estuvo vestida.
—Sí, ¿verdad? —Sansa dejó escapar una risita y se giró para ver cómo se movía la falda—. Estoy hermosa. —Se moría por que Willas la viera con aquel atavío. «Me querrá, tendrá que quererme… en cuanto me vea se olvidará de Invernalia, de eso me encargaré yo.»
—Le falta alguna joya —dijo la reina Cersei examinándola con gesto crítico—. Las adularias que le regaló Joffrey.
—Como ordenéis, Alteza —respondió la sirvienta.
Cuando las adularias adornaron el cuello y las orejas de Sansa, la reina asintió con aprobación.
—Muy bien. Los dioses han sido generosos contigo, Sansa. Eres una muchachita preciosa. Casi me repugna desperdiciar una inocencia tan dulce en esa gárgola.
—¿Qué gárgola? —Sansa no entendía nada. ¿Se refería a Willas? «¿Cómo es posible que lo sepa?» No lo sabía nadie excepto ella, Margaery y la Reina de Espinas… y Dontos, claro, pero él no contaba.
Tormenta de espadas. Canción de hielo y fuego/3. George R. R. Martin


Opinión: Tras el segundo libro, que era más pausado, Martin vuelve a acelerar el ritmo de los acontecimientos en este tomo y a darle giros inesperados a la trama. En esta parte todo se trastoca, todo cambia, todo es imprevisible. Si os ha gustado la primera y la segunda parte esta es la mejor de las tres. Tiene una rapidez de sucesos vertiginosa que te impide dejar de leer. El autor deja el final muy abierto, lo que te provoca querer seguir leyendo el cuarto.


martes, 26 de marzo de 2013

Crónica de una muerte anunciada

El día en que lo iban a matar, Santiago Nasar se levantó a las 5.30 de la mañana para esperar el buque en que llegaba el obispo. Había soñado que atravesaba un bosque de higuerones donde caía una llovizna tierna, y por un instante fue feliz en el sueño, pero al despertar se sintió por completo salpicado de cagada de pájaros. «Siempre soñaba con árboles», me dijo Plácida Linero, su madre, evocando 27 años después los pormenores de aquel lunes ingrato. «La semana anterior había soñado que iba solo en un avión de papel de estaño que volaba sin tropezar por entre los almendros», me dijo. Tenía una reputación muy bien ganada de intérprete certera de los sueños ajenos, siempre que se los contaran en ayunas, pero no había advertido ningún augurio aciago en esos dos sueños de su hijo, ni en los otros sueños con árboles que él le había contado en las mañanas que precedieron a su muerte.

el buque: Schiff.
el obispo: Bischof.
el higuerón (Am.): tropischer Riesengummibaum.
la llovizna: Nieselregen.
salpicar: bespritzen, beschmutzen.
la cagada (vulg.): Kothaufen, Scheisse.
evocar: wachrufen, heaufbeschmutzen.
el pormenor: Einzelheit, Detail.
ingrato/a: undankbar, unangenehm.
el papel del estaño: Stanniolfolie (el estaño: Zinn).
tropezar: stolpern, (zusammen)stossen (dazu el tropiezo: Ausrutscher; [fig] Irrtum, Rückschlag).
certero/a: (zu)treffend, treffsicher, genau.
ajeno/a: anddern gehörig, fremd.
en ayunas (loc. adv.): nüchtern, auf nüchternen Magen.
el augurio: Vorzeichen, Omen.
aciago/a: unheilvoll.
preceder: vorangehen, vorhergehen.
Crónica de una muerte anunciada. Gabriel garcía Márquez






Opinión: reflejo de una sociedad latina, muy centrada en el honor y en la imagen de cara a la gente. El escritor enmarca la historia muy bien, además del contexto, por el uso del lenguaje. Opino que se debe leer algo de García Márquez, por su relevancia, bien es cierto que podemos no entender la historia que nos muestra, mas sólo es eso historia y como tal merece la pena leerla.


viernes, 22 de marzo de 2013

Choque de Reyes


—Sí y no. Antes, con mucha discreción, se la ofrecieron a Aemon. Y él, con la misma discreción, la rechazó. Les dijo que los dioses lo habían destinado a servir, no a gobernar. Había hecho un juramento y no lo rompería aunque el Septón Supremo en persona le prometiera la absolución. Bueno, nadie en su sano juicio quería en el trono a alguien de la sangre de Aerion, y la hija de Daeron era corta de inteligencia además de mujer, de manera que no tuvieron más remedio que elegir al hermano menor de Aemon: Aegon, el quinto de su nombre. Lo llamaban Aegon el Improbable, porque era el cuarto hijo del cuarto hijo. Aemon sabía muy bien que, si permanecía en la corte, cualquiera que estuviese en desacuerdo con el gobierno de su hermano querría utilizarlo, así que vino al Muro. Y aquí ha permanecido, mientras su hermano, el hijo de su hermano y el hijo de éste reinaban y morían, hasta que Jaime Lannister puso fin a la dinastía de los reyes dragones.
Rey —graznó el cuervo. Revoloteó por la estancia para ir a posarse en el hombro de Mormont—. Rey —repitió, pavoneándose de adelante atrás.
—Parece que le gusta esa palabra —sonrió Jon.
—Es una palabra que se dice con facilidad. Y gusta con facilidad.
Rey —repitió el cuervo.
—Creo que quiere que vos tengáis una corona, mi señor.
—En el reino hay ya tres reyes, o sea, dos más de lo que me gustaría. —Mormont acarició al cuervo bajo el pico con un dedo, pero ni por un momento apartó los ojos de Jon Nieve. Aquello lo hizo sentir incómodo.
—Mi señor, ¿por qué me habéis contado todo esto sobre el maestre Aemon?
—¿Acaso necesito un motivo? —Mormont cambió de postura en su asiento y frunció el ceño—. Tu hermano Robb ha sido nombrado Rey en el Norte. Eso es lo que tenéis en común Aemon y tú. Un hermano rey.
—Y otra cosa —dijo Jon—. Un juramento.
El Viejo Oso soltó un sonoro bufido de desprecio, y el cuervo echó a volar en círculos por la habitación.
—Si me dieran un hombre por cada juramento roto que he visto, al Muro nunca le faltarían defensores.
—Yo siempre he sabido que Robb sería el señor de Invernalia.
Mormont silbó. El pájaro voló de nuevo hacia él y se le posó en el brazo.
Choque de reyes. Canción de hielo y fuego/2. George R. R. Martin


Opinión: A pesar de llevar un ritmo más lento que el primero (Juegos de Tronos), sigue cautivando al lector con su narración de las historias y las aventuras vividas por los personajes. Choques de reyes no es una segunda parte, es una continuación espléndida de la primera. Si os gustó el primero os recomiendo encarecidamente el segundo; si al principio nos llama darle tiempo, merece la pena perderse en sus páginas.

sábado, 16 de marzo de 2013

Cuando desaparece el paciente

Llevamos tiempo sufriendo una situación indeseada y temeraria con respecto a la Sanidad. Me cuesta entender cómo con los avances de los que se disponen, hay aún muchos lugares dónde las personas no reciben cuidados ni curas sencillas y asequibles. Me arden los sentidos cuando los gobiernos de países a la cabeza del "Mundo desarrollado" les dan más importancia a las armas o a sus asientos de parlamentarios que a la Salud de su pueblo, ese mismo al que dicen representar. Me pasa eso, pero en estos momentos lo peor es que me arde la conciencia, me arde el pertenecer, o haber sido formada en uno de los mejores Sistemas Nacionales de Salud como es el Español, y ver día tras día, acción tras acción, cómo por la avaricia de unos pocos estamos quedándonos sin él, nosotros la Nación, a los que se supone que pertenece. Y cómo, no somos capaces de defenderla ,de luchar por su causa y de ganar, eso, eso me duele.

Y después de todo, ¿qué somos sin las personas? ¿Qué queda si se va la persona? Que hay... nada, cero vida. 

Cuando se va el paciente , objeto principal del sanitario, meta  en el que centrar los esfuerzos, qué queda si se va el paciente.... mucho, montones de aparatos.

Una cama vacía... unas funciones vitales no tomadas,una sangre inexistente, un auscultación fallida, una mirada de ciego,  y qué son... acciones, algunas técnicas.

Pero lo importante no es cuando se va el paciente, si no cuando no lo vemos. Cuando ante nuestros ojos sólo aparecen aparatos, conexiones, constantes, y obligaciones. Eso es ceguera, ceguera temporal, no por ser pasajera si no por estar provocada por el tiempo cambiante en el que vivimos. Porque estamos sucumbiendo, cuando no exigimos nuestros derechos de mantener nuestra Sanidad, cuando le echamos la culpa al trabajador, cuando nos matamos como compañero en vez de darnos apoyo y críticas constructivas, cuando la persona desaparece y sólo nos importa el trabajo, el salario a final de mes. Ahí es cuando el paciente desaparece, ahí es cuando la guerra se empieza a perder aunque el camino aún sea largo y el final está muy lejos.

Me consta que hay magníficos profesionales que hacen su trabajo viendo el conjunto, viendo y viviendo por la salud o el bienestar de los que tiene a su cuidado. Es por ellos por los que las camas estás llenas, por los que la humanidad sigue hacia adelante, por los que me decanto para mirar. 

Los hay, son muchos y son los mejores. Son a los que les dedico mis palabras de ánimos, de apoyo y admiración. Vosotros, nosotros, podemos parar el mal cambio y proclamar con la cabeza bien alta, soy sanitario.

domingo, 10 de marzo de 2013

El vendedor de humo



Ganarse la vida haciendo feliz a la gente debería ser una tarea fácil, sin embargo, hay veces que las cosas no son lo que parecen y entonces todo se complica.

Dirección: Jaime Maestro
Guión: Alejandro Monreal, María Babadillo, Rubén Soler
Producción: PrimerFrame
Productora: Ana Penadés
Producción ejecutiva: Carlos Escutia
Supervisión animación: Eduardo Oliden
Supervisión efectos: Raúl Colomer
Iluminación: Ana Amat
Dirección de arte: Aitor Herrero
Música: Twelve Dolls
Supervisor FX: Raúl Colomer
Animación: Chelo Andreu, Álex Puig, Yolanda Águila, Fabio Carmona, Borja López Galiano, Jorge Muñoz, Alejando Monreal, Jhony Chavesta, Jordi Amposta, Mónica Ríos, Majo Silva, Miguel Orrego, María Barbadillo, Marta Rodríguez, Juan Moro, David Querol, Santi Bono, Laura Porcar, Yui Gómez, Andrés Serrano.

lunes, 4 de marzo de 2013

Los fantásticos libros del Sr. Morris Lessmore




Inspirado en el Huracán Katrina, Buster Keaton, el Mago de Oz y una pasión por los libros, "Los fantásticos libros voladores del Sr. Morris Lessmore" de William Joyce es un entretenido corto sobre los poderes curativos de las historias.


Director      William Joyce & Brandon Oldenburg
Producción    Alissa M. Kantrow
Música        John Hunter
Editado       Eva Contis