sábado, 16 de marzo de 2013

Cuando desaparece el paciente

Llevamos tiempo sufriendo una situación indeseada y temeraria con respecto a la Sanidad. Me cuesta entender cómo con los avances de los que se disponen, hay aún muchos lugares dónde las personas no reciben cuidados ni curas sencillas y asequibles. Me arden los sentidos cuando los gobiernos de países a la cabeza del "Mundo desarrollado" les dan más importancia a las armas o a sus asientos de parlamentarios que a la Salud de su pueblo, ese mismo al que dicen representar. Me pasa eso, pero en estos momentos lo peor es que me arde la conciencia, me arde el pertenecer, o haber sido formada en uno de los mejores Sistemas Nacionales de Salud como es el Español, y ver día tras día, acción tras acción, cómo por la avaricia de unos pocos estamos quedándonos sin él, nosotros la Nación, a los que se supone que pertenece. Y cómo, no somos capaces de defenderla ,de luchar por su causa y de ganar, eso, eso me duele.

Y después de todo, ¿qué somos sin las personas? ¿Qué queda si se va la persona? Que hay... nada, cero vida. 

Cuando se va el paciente , objeto principal del sanitario, meta  en el que centrar los esfuerzos, qué queda si se va el paciente.... mucho, montones de aparatos.

Una cama vacía... unas funciones vitales no tomadas,una sangre inexistente, un auscultación fallida, una mirada de ciego,  y qué son... acciones, algunas técnicas.

Pero lo importante no es cuando se va el paciente, si no cuando no lo vemos. Cuando ante nuestros ojos sólo aparecen aparatos, conexiones, constantes, y obligaciones. Eso es ceguera, ceguera temporal, no por ser pasajera si no por estar provocada por el tiempo cambiante en el que vivimos. Porque estamos sucumbiendo, cuando no exigimos nuestros derechos de mantener nuestra Sanidad, cuando le echamos la culpa al trabajador, cuando nos matamos como compañero en vez de darnos apoyo y críticas constructivas, cuando la persona desaparece y sólo nos importa el trabajo, el salario a final de mes. Ahí es cuando el paciente desaparece, ahí es cuando la guerra se empieza a perder aunque el camino aún sea largo y el final está muy lejos.

Me consta que hay magníficos profesionales que hacen su trabajo viendo el conjunto, viendo y viviendo por la salud o el bienestar de los que tiene a su cuidado. Es por ellos por los que las camas estás llenas, por los que la humanidad sigue hacia adelante, por los que me decanto para mirar. 

Los hay, son muchos y son los mejores. Son a los que les dedico mis palabras de ánimos, de apoyo y admiración. Vosotros, nosotros, podemos parar el mal cambio y proclamar con la cabeza bien alta, soy sanitario.

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