viernes, 14 de diciembre de 2012

Ahora, van a ser felices


  Fuera nieva, grandes copos blancos cubren cada centímetro de superficie expuesta a la intemperie. Es tarde pues la luz diurna comienza su proceso para irse a descansar. Porque las luces de la ciudad han hecho ya su chasquido al prender la chispa que las iluminará. Los habitantes ya se embuten en sus miles de pieles, en sus capas de cebolla. La tarde llega y con ella espero que la tranquilidad. Espero paciente en mi sofá restaurado en una esquina del salón. Mi compañía esta tarde son las bailarinas llamas de unas velas esparcidas por el piso, bañadas por el dulce aroma del incienso y el reconfortante sabor de un té Rooibos. Esta es mi compañía, y soy feliz.
  La oscuridad me trae la calma de saber que la decisión de dejarte ir, de soltar la cuerda fue la correcta. Calma que debe luchar contra el deseo aun humeante de levantar el teléfono de la entrada marcar tu número y decirte “¡Hola, te extraño!” o  “nos tomamos un café”; quizás la mejor opción sería la verdad “te odio, pero te extraño”, o marcar y colgar al escuchar tu voz. Pero siempre es marcar, siempre es desandar lo andado, volver a ser cobarde. Qué difícil es la vida cuando no te dicen, o aunque sí lo hicieran, que las decisiones duelen, que madurar nunca fue fácil, que por el camino son muchos los que se quedan. A pesar de esto, qué bello que es vivir.

  Anna sigue sucumbida en sus pensamientos y rodeada de sus fantasmas, sus temores. Se cree que hoy es fuerte que con pasar estas horas y con la llegada del crepúsculo todo será fácil de nuevo, todo volverá a tener sentido, las heridas dejarán de sangrar y ella será valiente sin más. Anna se crea el ambiente adecuado de cascarón, de película de Casablanca, de heroínas de cuento, de mujer que no es. Se lo crea, pues necesita combatir sus heridas más que combatir el deseo de llamar, porque la dulce Anna se cree de manos vacías.

  ¿A quién pretendo engañar? – Se pregunta en silencio viendo el escenario adornado para la obra teatral de su historia. - Las heridas antes de curarse deben sangran, antes de cerrarse necesitan unir los bordes en armonía y dejar pasar el tiempo. Para seguir adelante, se debe levantar un pie y dejar el cuerpo en instantes de peligroso equilibro sobre un único apoyo. Para ser valiente se debe contemplar todas las consecuencias y temer las posibles que no sean adecuadas. Para seguir siendo yo, debo romperme antes.

  Una sonrisa amarga se perfiló en sus labios. Su cuerpo era una tabla rígida, que no encontraba manera cómoda de descansar. La adrenalina corría por sus venas a cantidades elevadas, como en las gacetas pendientes de la aparición magistral del león. Sus sentidos no encontraban reposo, hoy ni lectura, ni música, ni incienso y menos la cocina. Hoy ella estaba de revolución y su cuerpo también.
Sabía que tenía que ser fuerte, que los débiles perdían las batallas. Y aún así sentía que sus fuerzas la habían abandonado, su pecho le oprimía, le dolía respirar el frío aire de diciembre, le dolía respirar las verdades. Su rostro le parecía cenizo, y su expresión muerta hace muchos meses. Ella solo quería correr, y correr tanto que llegara a algún sitio tan exhausta que le doliese y cuerpo y no el alma, y poder descansar.

  ¿Tan difícil es? – Tan fea soy, tan borde, tan pobre, tan tímida, tan poco extravagante, tan nada emocionante, tan agria, con tan poco humor, tan nada sexy, tan…tan yo, interrogaba a su cerebro. ¿Tan malo es ser yo?,… no creo. Pero por qué me cuesta entonces tanto conocer gente, por qué soy tan invisible a los hombres, al mundo, por qué parece ser que el universo me huye.
  Porque es tu percepción, se respondió al instante. Porque si todo fuese así no serías esa persona, a la que todos llaman amiga antes de que tú lo hagas hacia ellos. Porque no habría quien tocara tu puerta para pedirte fuerzas, o para tomar café. Porque tu no eres así, aunque sí puedan ser tus capas, y qué son las capas si no trozos de uno que vamos desprendiendo conforme maduramos. Qué es madurar si no dejar las heridas expuestas y decir al mundo sí he sufrido, he llorado, me he caído y he tocado fondo…. ¿y qué? ¿Y qué malo hay en ello?...Pues siempre he vuelto a salir a flote, he vuelto a levantarme, me he reído mil veces por cada una que he llorado, sobre todo he sufrido porque he vivido, porque estoy viva. No, no soy perfecta… ¿y qué?...no quiero esa presión, y, conforme más madure, aprenderé e interiorizaré que la vida no se disfruta esperando sino jugando.

  Ahora sí había encontrado cómo pasar las horas, cómo esperar la hora de las brujas y decirle adiós para abrazar el amanecer. Así que se recostó en el sofá, más acoplada que nunca. Y saboreó su té humeante, mientras la voz de Dido se exparcía bajándole la ansiedad. Que salgan mis fantasmas, mis temores, que los enseñaré a jugar al escondite, porque yo llegaré a ser valiente.
  En ese momento sonó el timbre de la puerta, insistentemente. Dejó su té a un lado en el suelo. Se encaminó al pasillo, encendió la luz, mientras seguían torturando al pobre botón al otro lado de la puerta. La abrió, y antes de poder separar los labios, se abalanzaron hacia el interior con sus torbellinos de saludos, palabras, abrazos y besos, risas y alegría. Esas eran ellas, sus inseparables, e inmejorables. Esas eran ellas y sabía que iban a compartir ahora todo. Ya no quería ser valiente, ya las tenía a ellas, iban a ser felices, y el madurar….ya vendría en otro momento.

2 comentarios:

  1. Indescriptible cómo forjas con cada palabra esa malla de momento especial en todas las cosas, cómo consigues que cada segundo sea efímero y eterno a la vez. Un simple espectador (lector) no puede sino esperar a que despliegues y compartas este don que muestras, con la esperanza de ser beneficiario de una ínfima parte de él y con la ansiedad de saber si lo será en la siguiente. Te ruego no dejes de deleitarnos.

    -A veces descubro sorprendida en la soledad de mis pensamientos cuántas barreras sorteaste, cuántos muros derribaste y cuánto te consentí que lo hicieras. Te permití entrar y ahora no hay salida, no existe el alta voluntaria ni puedes conseguir la expulsión. Eres parte de mí y ya NADA cambiará eso. Serás una parte activa o esperarás latente en el hueco del pasado a ser recordada, tendré de ti un concepto positivo o no tan amable, pero de cualquier forma estás dentro. Acudiré a ti, no lo dudes, pues tan adentro no llega casi nadie. Formarás parte de mis lógicas metamorfosis por el paso del tiempo, y al hacer recuento estarás presente con toda seguridad en alguna o en todas las partes que compongan el total. Son las consecuencias de haber rozado mi alma…-

    Lectora

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    1. Gracias por tus palabras tan gratificante para mí. Me alegro que te guste este invento a lo loco que fue escribir cosas, al azar o no, y a veces sin herramientas. Aún nada más comienza a andar, hay mucho que retocar y no es demasiado seguido. Pero si personas como tú lo leéis y os gusta, eso me hace sentir feliz. Gracias.

      Quiero que sepas que tu comentario ha sido uno de los más emotivo y que me ha echo temblar las cuerdas de mi serenidad. No concebía que hubiese llegado tanto, pero me alegro. Espero no ser parte latente de un recuerdo, espero que no te llegue a ser o no te sea no tan amable, espero formar parte de muchas de tus partes, espero....espero simplemente seguir viviendo, conociendo, creciendo y formándome como persona y compartirlo contigo. Sólo te diré gracias y te quiero AMIGA.

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