Tiempos difíciles se dice que corre nuestro mundo. Tiempos difíciles para una juventud preparada intelectualmente pero sin opciones a desarrollar capacidades. Tiempos difíciles,... vienen siempre antes de una batalla.
Un hombre lee tranquilamente ajeno al mundo que lo rodea. Es un hecho significativo de aislamiento de su realidad, de ese momento y ese espacio. Nada perturba su tranquilidad, nada... pero el mundo parece recordarle que tiempos pasados se dan ahora igual que antes. Sobre su cabeza se alza el mismísimo signo potente de la lucha, de una guerra pasada que otros lucharon. Guerras que parecemos olvidar en tiempos de calma. Guerras, violencia, lucha y dolor que parece luchar con la paz, tranquilidad y alegría de los que cultivan la mente más que el cuerpo para una batalla. Pero por más que intentemos huir y escapar, la sombra de la violencia viaja siempre, y desde tiempos inmemorables, junto al ser humano, sin piedad y sin descanso. Siempre acechante es una guerra futura como acechante esa sombra de guerrero que trepa por la pared. Las guerras son pasado que no debemos olvidar, presente que debemos conocer, y futuro que debemos temer.
Son tiempos difíciles,... debemos despertar al mundo y luchar pacíficamente por lo nuestro. Despertad vivientes, despertad. Pues al final de nuestros días ya descansarán nuestros huesos sobre la dura y gélida piedra, convirtiéndonos en polvo y volviendo a nutrir la tierra que pisamos.
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