martes, 17 de julio de 2012

Una vida de tantas

 Caminaban juntos por la ribera del río. Mientras paseaban observaban los viandantes que con mirada perdida miraban el devenir del río Spree. La tarde se estaba volviendo fresca, pero a pesar de eso seguía habiendo mucha gente en los bares y restaurantes cercanos al paseo. Era de comprender, pues era el sitio, la movida en los últimos años se había trasladado hasta aquí. Se oían el eco de las conversaciones, las risas compartidas y los sonidos agudos de las copas al chocar. ¡Aquello parecía tener vida propia! Laura disfrutaba andando sola por por estas calles, perdida siempre en sus pensamientos y dejando que sus pies la condujesen por el asfalto oscuro.
  Le encantaba descubrir cosas que siempre habían estado ahí pero en las que no se había fijado a pesar de pasar cientos y cientos de veces por el mismo lugar. Y en ese instante de dicha, sacar su vieja Cannon y fotografiar ese momento, ese segundo que le recodaría lo maravillosa que puede ser la vida siempre que descubras algo interesante.
  Como aquella vez que, en uno de sus tantos paseos se perdió por las calles de su ciudad natal, Málaga. Se encontró de pronto inmersa en un pequeño parque, que nunca antes había visto. Iba con prisa y atajaba por calles que creía que darían al mismo sitio pero serían más cortas. No se iba fijando por dónde entraba ni por dónde salía, sólo andaba y miraba su viejo reloj de pulsera, pues llegaba tarde. Laura odiaba llegar tarde. Y de pronto un agradable aroma inundó su olfato; olor a azahar de los naranjos, mezclado con el dulzor del jazmín. Sonrió pues estos aromas la transportaban siempre a su infancia. Se decidió a levantar la vista, a pesar de ir tarde,pero algo así nunca se debe dejar escapar. Levantó la mirada y se encontró frente al parque. Y ésto, se preguntó incrédula, ésto siempre ha estado aquí. Pues que raro nunca me había fijado, se dijo. Era una tarde cualquiera de verano, el sol se estaba ocultando ya para dar un respiro a la ciudad marítima y a sus habitantes. Se adentró en el parque, pues quiso creer que al fin y al cabo si tenía que torcer a la derecha dos tramos más abajo, qué importaría si lo hacía por aquí. Sólo sería cambiar la ruta, no le llevaría tiempo, no llegaría más tarde aún, pues no se entretendría. Se repetía para ella una y otra vez. Iba andado rauda, sin que sus pies dejaran de marcar un ritmo de marcha. Seguía andando, y allí estaba. Apareció así sin más, de la nada o de detrás de un seto. Que al final, para ella venía a ser lo mismo. Allí estaba, y la miraba con sus pequeños ojos. Laura se quedó parada pues no quería asustarlo. Era el pavo real más cerca que había visto nunca, pues en Málaga no es normal verlos sueltos. No sabía que hacer, quería retener ese momento en sus pupilas, por si fuese efímero, que lo recordara siempre. Se acordó que con las prisas no había sacado su pesada cámara del bolso. Con movimientos lentos de sus dedos deslizó la cremallera, para que no hiciera mucho ruido. Pero el animal seguía allí parado, mirándola.Hundió la mano hasta tocar la tela rasposa del forro; agarró el cuerpo de la cámara y la sacó lo más despacio que podía, a pesar de que la embargara la euforia. Se colocó la cámara en su ojo izquierdo, enfocó y se oyó el rechinar del objetivo al cerrarse e inmortalizar el momento. Esa alegría le duró para mucho tiempo. Y la foto aún hoy cuando recae, la saca del sitio escondido en el cajón y la observa, viendo como un simple animal la está mirando de frente, y parece decirle: "ánimos, sabes que puedes".
  Pero hoy era todo diferente, hasta la brisa. Hoy no iba sola, no iba a perderse por los mundos paralelos. Parecía que hasta la propia ciudad lo sabía, el Spree no llevaba su magia innata. No sabía qué pero algo raro sentía en el ambiente. Y todo esto le provocaba una sensación que no le gustaba, se le erizaba la piel nada más pensarlo. Sintió que su mano la rodeaba y la acercaba hacia él.
  -Tienes frío - le preguntó su voz ronca y monótona.
  -Sí, un poco - respondió Laura. No quería ponerse a explicarle sus paranoias con las sensaciones y la vida propia de la ciudad. No sabía si lo entendería, y no le apetecía descubrir que no fuese así.
  Se apartó un poco, se escabulló de sus brazos y se colocó el schal, que llevaba enrrollado por el cuello, tapándole los brazos, como había visto tantas veces hacer a las abuelas. No sabía por qué, pero su lado arisco de gata estaba floreciendo.
  -¿Pasó algo? ¿Todo bien? - Le preguntó. Mientras la sostenía por el brazo induciendo a que se parase.- Mírame y dime qué pasa. Te noto rara desde que ha empezado a anochecer, parece que al irse el sol toda tu alegría se ha esfumado.
  -Nada, nada. En serio. Sigamos que la noche se está poniendo preciosa - le contestó intentando más mal que bien escurrir el bulto.
  -Tus nada nada; Bien, bien, ya me los conozco y casi nunca, por no decir nunca son verdad.
  Ella se acercó, y elevó sus talones para ponerse de puntillas, pues él le sacaba más de una cabeza. Le sonrió, escudriñándole dentro de las pupilas intentando ver su pensamiento. Y seguidamente le besó. Se dejó llevar, inmersa entre sus grandes brazos. Pues en el fondo le estaban quitando el frío que le había entrado.
  -De verdad, todo va bien. Sólo paseemos un rato más, pues el aire me reconforta. Y tu compañía es lo mejor de la velada - le contestó; sonriendo y cogiéndole de la mano de nuevo.
 Sus pasos se volvieron a reanudar acordes, como si tuviesen vida propia y fuesen capaces de saber qué había ocurrido instantes antes.
Ya había oscurecido, y las escasas farolas que habían, derramaban su tenue luz por las orillas del río y sus aguas en calma. La música de un restaurante cercano inundaba el espacio sonoro del paseo, junto con las conversaciones de los viandantes y los sonidos de los timbres de bicicletas.
  Era otra noche más en el bullicio de la vida berlinesa, y ellos otra pareja cualquiera viviendo su historia. Pasando sus idas y venidas desapercibidas para casi todos los que estaban en el paseo esa noche. Para casi todos, pues en las pupilas de alguno sí que encontró hueco este momento, sus personajes y su historia.

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